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COSAS DE LA HISTORIA

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BOMBARDEO DE CABRA EN CÓRDOBA

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Para los vascos y para la humanidad el bombardeo de Guernica se convirtió en un símbolo de lo que no se debe hacer nunca, ni en la guerra. Gracias a una pintura genial de Picasso Guernica siempre será evocada como ciudad mártir y clamará a través de la imagen picassiana por la paz y la libertad mundiales.

Otros crímenes parecidos ocurrieron entonces y aún ocurren en las guerras que por el mundo fueron y son. Desde el recuerdo de la mártir ciudad vasca recordamos otras muchas como Teruel, que padeció la Guerra Civil con dos conquistas, Belchite que fue arrasada y no reconstruida (se hizo ciudad nueva) y otras, sin olvidad las ciudades mártires de la Segunda Guerra Mundial.

Pero hoy queremos recordar una bella y pequeña ciudad de Andalucía que sufrió un bombardeo similar al que padeció Guernica y que ha pasado al olvido porque no tuvo un pintor genial que plasmara la tragedia en un lienzo famoso.

El 7 de noviembre de 1938 la ciudad de Cabra (Córdoba), a la sazón de 20.000 habitantes, fue bombardeada a las 7.30 de la mañana en lunes de mercado con la aglomeración consecuente de campesinos y compradores. Se atribuyó la hazaña a la conmemoración del aniversario de la Revolución rusa y los aviones que la hicieron fueron Katiuska SB-2 de la aviación republicana y la ciudad no era objetivo militar; también se atribuyó la lucha a fallo de información que confundió puestos comerciales con tiendas de campaña.

Se ha llamado al bombardeo que citamos de Cabra como “El Guernica de la aviación republicana” con situación similar y resultados parecidos en cuanto a víctimas, lo que a tantos años de distancia y considerando que en las guerras lo que primero se mata es la verdad, ambos bombardeos tuvieron posiblemente el mismo fin: aterrorizar los apoyos civiles posibles al bando enemigo.

Recordar todas las acciones de guerra con rencor histórico no conduce a mucho; ambos bandos cometieron atrocidades y ya hubo un pacto de reconciliación que se debe mantener.

Hoy hemos querido traer Cabra a la memoria, escribiendo estas líneas después de estar allí y también después de visitar Guernica; en ambos casos rezando por las víctimas y también por los que, mandados, actuaron de verdugos, ha pasado tiempo y queda la memoria, superviviente cada vez menos por las leyes inexorables de la biología que nos conduce a todos ante el tribunal más justo, el de la Divinidad.

Por los que padecieron la barbarie de la guerra y por todos nosotros que aún la sufrimos en sus consecuencias.

 Callejo.-

 

IRONÍAS DE LA HISTORIA



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“Ínclitas razas ubérrimas,

sangre de Hispania fecunda…”

Rubén Darío

 

Estados Unidos será el primer país del mundo en número de hispanohablantes.

En 1898, tras la derrota contra Estados Unidos, España perdió los restos de su imperio colonial y entró en barrena su influencia en el mundo. El idioma español dejó de ser un idioma de uso mundial y esta circunstancia añadida a que en 1848 Estados Unidos de Norteamérica, digamos USA, había derrotado a Méjico y le había arrebatado más del cincuenta por ciento de su territorio y expulsado a los hispanohablantes de esas tierras prácticamente de manera total, se redujo el número de hispanos en USA y a trescientos veinte mil y su influencia social a la nada.

Por el tratado de Guadalupe Hidalgo del dos de febrero de 1848 entre Estados Unidos y Méjico, Estados Unidos (USA) se anexionó un millón doscientos mil kilómetros cuadrados de manera injusta y se convirtió en potencia mundial.

El mundo hispano, incluida España y todos los demás países hispanohablantes fueron objeto de la ambición del imperio USA y desde 1890 sometido a verdadero a verdadero control de USA.

La historia dio muchas vueltas, las dos guerras mundiales, la guerra de Corea, la descolonización, la predominancia de los países petroleros en la economía, la aparición de China como gigantesca potencia mundial y las guerras de Vietnam, las dos de Irak, las de los Balcanes y ahora la de Afganistán están produciendo trastornos gigantescos geopolíticos, económicos y poblacionales que han derivado en una emigración masiva de hispanos a USA.

Hoy entre los emigrantes llegados a Estados Unidos y sus hijos, más los emigrantes irregulares, pasan de sesenta millones de hispanohablantes,   que   conscientes   de   la   fuerza   del    númeroconservan su lengua y consiguen cierta unidad de acción política y social en el gran país del norte de América.

“El destino manifiesto” de los USA sobre el domino de toda América por los norteamericanos se ve limitado por las grandes masas hispanas que llegan al norte y se quedan. Aún son proletariado, pero conservan su identidad y se integran con ella y en 2050 serán una población decisiva en Estados Unidos, con más de ciento setenta millones  de  hispanos y también en el mundo.

Por lo anteriormente expuesto se explica el título del presente artículo. Estados Unidos destruyó la influencia del mundo hispano en las derrotas de 1848 y 1898 y Estados Unidos parece que va a ser cabeza de un nuevo hispanismo, a través del mundo hispanohablante recuperado y creciente en su territorio, haciendo verdad la profecía de un amigo mío estudiante mejicano en Valladolid hace muchos años: “los mejicanos vamos a recuperar los territorios que nos arrebataron los gringos con la gloriosa batalla de los úteros de nuestras madres”.

Salud a la nueva raza.

P. Prieto Callejo.-


 

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Con la invasión de España por Napoleón, se desencadenó la Guerra de la Independencia y con la ayuda interesada de Inglaterra se logró expulsar de España a los franceses, que así pudieron  ser   luego   derrotados   en   Europa

desterrando a Napoleón a la isla de Elba y después a Santa Elena donde murió.

España se desangró en la lucha y el Imperio Español se deshizo, primero luchando sus dirigentes contra los franceses y al volver el Rey Felón Fernando VII, en lucha contra él, lográndose la independencia de casi toda Hispanoamérica en el año 1810. El rencor de las clases criollas dirigentes contra España y sus gobiernos fue constante y aún sigue, de manera inexplicable, pues los españoles actuales poco daño les pudimos hacer, y las poblaciones mixtas de indios y españoles y de otras razas han logrado una raza en la que si hay discriminaciones se deben a ellos y no a la España actual ni a los españoles.

La Madre Patria, como los hispanos llaman a España, hoy no es enemiga de los países hispanoamericanos, como no lo es de ningún país de América y se esfuerza en colaborar en su desarrollo con las posibilidades que tienen, escasas para las necesidades propias y las de los países hispanoamericanos, siendo deseable que la colaboración entre estos países hermanos culturalmente se incremente.

Como miembros de la comunidad hispana bajo la conquista española, se cometieron abusos por los conquistadores, que fueron intentados corregir por los edictos reales de las “Leyes de Indias” y por la Iglesia, en cualquier caso hubo mejor trato por los españoles que por cualquier otro país conquistador. Portugal, Francia o Inglaterra y otros que no dieron trato protector y exterminaron a los indios como en Norteamérica.

Con la independencia los poderes criollos nacientes dispensaron a los pueblos indios un trato peor que el que habían tenido de España.

Nos unimos desde Fides Álava a la felicitación por el aniversario de la Independencia de Hispanoamérica y deseamos que esa “raza cósmica” hispanoamericana preconizada por el genial Vasconcelos sea una realidad en progreso creciente de los países Hispanos hermanados de verdad, con España y se hermanen los pueblos.

“Ínclitas razas,

Ubérrima sangre

de Hispania fecunda”

que decía Rubén Darío.

Callejo.

 

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Los Celtas eran pueblos antiguos guerreros que procedían de las tierras inmensas de la India (arios) y que se fueron blanqueando en su avance por Asia y el Cáucaso hasta entrar y dominar la mayor parte de Europa una de las ramas poblacionales, la más pura.

 

Otra se mestizó con pobladores de Grecia, Yugoslavia e Italia. Hubo otras ramas que se extendieron por el sur del Mediterráneo y se mezclaron con los pueblos semitas y llegaron al Magreb y de allí pasaron como pueblos iberos a la Península Ibérica la cual ocupó, con todo el sur de Francia.

Los Celtas combatieron a los Iberos y por el norte de la Península, cruzando el Bidasoa, arrollaron los pueblos del norte ibérico y ocuparon la parte noroeste hasta el Finisterre y hasta la actual Lisboa. Los Vascones, parte de los pueblos iberos, se refugiaron en sus montañas o se mestizaron con sus huestes celtas. En las zonas centrales de la Península por la convivencia de pueblos del mismo tronco (Iberos y Celtas) llegados en tiempos diferentes surgieron los celtíberos.

Los pueblos de Iberia convivieron o lucharon hasta la llegada de fuerzas imperiales de Grecia, de Cartago o de Roma que destruyeron o integraron la culta civilización mestiza de los súbditos de Argantonio implantados en el sur, en la mítica Tartesos.

Fueron predominantemente celtas los Bárdulos, Caristios y Autrigones localizados en las actuales Guipúzcoa, Álava y Vizcaya, que se vasconizaron en parte más tarde en repoblaciones parciales. Fueron celtas también los cántabros, los astures, los galaicos y los lusos con los castellanos y leoneses, todos ellos adquirieron nueva sangre celta con los vándalos suevos y godos para ser los núcleos más activos en la Reconquista contra los invasores islámicos, como habían sido siempre luchadores contra todas las invasiones.

Los vascones, refugiados en sus montañas vasconavarras, aragonesas y francesas fueron poco influidos por los celtas salvo en sus fronteras en que hubo mestizaje y convivencia en épocas pacíficas y lucha cuando los vascones se aliaron con Roma en las guerras cántabras.

Al final lo que quedó fueron poblaciones con gran substrato racial celta en las provincias vascongadas, Cantabria, Asturias, León, Galicia, parte de Castilla, Portugal, Salamanca, Zamora y Extremadura.

Hubo celtas también en el noreste de la Península que fueron arrasados por las invasiones griegas, cartaginesas o romanas antes que en otros lugares.

Los celtas siguen pues puros o mestizados en gran parte de España y dieron origen a una interesante mitología y cultura que intentaremos contar en otros artículos.

P. Prieto Callejo


 Este año de gracia de 2010 es año Jacobeo y cientos de miles de peregrinos se acercan a Santiago de Compostela a postrarse ante el Apóstol y pedir su gracia, ganando el jubileo y el perdón de los pecados.

 

El camino depara beneficios para el alma y para el cuerpo, aunque también acarrea necesidades y riesgos que los caminantes afrontan hasta llegar al lugar de reposo del Santo Apóstol.

Con el camino nació el juego de la Oca, que se ha relacionado con ritos de iniciación templarios y que representa en una espiral de 63 casillas el camino del hombre hacia la perfección o la sabiduría con el trabajo y los peligros que la búsqueda acarrea. El juego de la Oca es un divertimento pero se ha querido ver en él enigmas para los iniciados y una clave para aprovechar el viaje a Compostela y conseguir llegar a casa a salvo; para los iniciados el juego indicaba lugares de apoyo, lugares de riesgo, atajos de ida y vuelta y posada, cárceles posibles, hospitales y riesgo de muerte antes de conseguir el fin o la perfección buscada.

Los Templarios fueron guardianes de las vías de peregrinación hasta su extinción por miedo de los reyes y el papado a su poder, y el juego de la Oca al que indujeron a jugar era el símbolo esotérico de iniciación del camino, fin y nuevo comienzo.

Los establecimientos templarios eran cuarteles, lugares de creación de riquezas y cultivo y establecimientos financieros para los fines templarios. Manejaron ingentes cantidades de oro y plata y practicaron la gestión financiera, el préstamo y la inversión. Su poder les llevó a su fin y sus tesoros no aparecieron nunca, ocultos por ellos o destruidos en una especie de juego de la Oca eterno.

Con el fin de las Cruzadas, dejaron de tener sentido los Templarios y el juego de la Oca se quedó en un simple juego para ocio y tiempo libre pero siguió su rueda girando y sigue: “de oca a oca y tiro porque me toca”, del laberinto al treinta o de dados a dados con el paso por la muerte y el renacimiento.

La Orden de Caballeros de Cristo en Portugal recuperó los Templarios, su sabiduría viajera, su marina y posiblemente su riqueza que pusieron al servicio de los Reyes de Portugal.

Cabaleiro.

 

 

 

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                LA BATALLA DE HATTIN. LA IMPORTANCIA DE  LA     LOGÍSTICA EN LA GUERRA

Hace unos años conocí la historia de un tío bisabuelo que fue coronel  de  aprovisionamiento  o  intendencia de las tropas de Pancho Villa en Méjico: el coronel Callejo, que combatió hasta el triunfo de la Revolución y que después se licenció y se estableció como ortopedista en Ciudad de Méjico, para arreglar las piernas que había contribuido a estropear.

En el combate, son importantes los hombres para ocupar el terreno y defenderlo, pero necesitan medios: alimentos y ropa, reposición de armas y municiones y aporte de medios sanitarios que a veces pueden ser decisivos en el resultado final; quedarse sin agua en el combate ha causado la derrota de muchos ejércitos como les pasó en la guerra del Yon Kippur  a los egipcios en el Sinai que tuvieron que rendirse.

La batalla que recordamos en este artículo es la Batalla de los cuernos de Hattin el 4 del VII de 1187 al oeste del mar de Galilea en el desfiladero del nombre de esos cuernos.

Se enfrentaron el ejército Cruzado y Hospitalarios a las órdenes de Guido de Lusignán, Rey de Jerusalén, y Reinaldo de Chatillon contra las tropas de Saladino, Sultán de Egipto y Siria. Ambos bandos tenían parecidas tropas, alrededor de 17.000 hombres cada uno. La invasión de Saladino la provocó Reinaldo de Chantillon, que rompió la tregua apresando caravanas islámicas y tiranizándolas.

El 1 de mayo Saladino venció en Seforia a Gerard de Ridefort y cercó en Tiberiades a Echive, esposa de Raimundo de Trípoli y ella llamó en su auxilio al rey y a su esposo, los cuales fueron con el ejército Cruzado. Saladino les esperó en terreno que impedía la llegada al lago o a los puntos de agua y los cruzados tuvieron que combatir cubiertos con sus pesadas armaduras en un terrible día de calor, sin agua, agotándose y cociéndose encima de sus caballos. Se rindieron por ello y Saladino decapitó personalmente a Reinaldo de Chantillon por sus crueldades con los musulmanes y a los caballeros templarios, por considerarlos excesivamente peligrosos, ordenó matar a todos los capturados, contrariando las costumbres de las guerras.

Esta batalla fue una respuesta a la derrota de Saladino en 1177 en Montgisard y propició la conquista de Jerusalén y casi todos los Santos Lugares. El año siguiente a Hattin, se proclamó la 4ª Cruzada en la que participó Ricardo Corazón de León y que terminó por un convenio en que Saladino permitió a los cristianos la visita a los Santos Lugares sin restricción.

Hemos traído a la memoria la batalla de los cuernos de Hattin porque fue decisiva para consolidar los islamistas la posesión de los territorios palestinos y el inicio del final de las Cruzadas: mal planificadas, mal seguidas, probablemente injustas y sobre todo un fracaso inmenso que condicionó la Historia europea y la mundial y para los islamistas el proceso de la lucha contra Occidente, impulsor de las Cruzadas, entonces, aún sigue y el destino manifiesto para ellos es la conquista del mundo entero y en ello siguen.

 

 

HOMO SIBERIENSIS

 

El descubrimiento de una especie desconocida de hombre en Siberia, que vivió hace 40.000 años, hace conocer que ha habido, que se sepa, cuatro humanidades diferentes: Cromagnon o actual, Neardental, Florensis y el de Siberia. Es posible que se descubra que hubo alguna más en el pasado. La genética de las mitocondrias al conocerse es la que ha facilitado el estudio del homo de Siberia y plantea incógnitas científicas apasionantes. El homo actual moderno o de Cromagnon convivió con los Neardentales y quizá con otras especies, todas ellas con capacidad intelectual y física para desarrollar actividades humanas mediante herramientas y con sentimientos y actitudes que indican conocimiento de su condición y trascendencia. Las especies se pudieron relacionar y hasta pudieron relacionarse sexualmente, aunque sus cromosomas eran diferentes y quizá no tuvieron la capacidad de reproducirse juntos, como pasa en especies dispares casi siempre, como el ejemplo del mulo.

La aparición de estas especies nuevas plantea el origen de la humanidad actual, desde un foco originario y se sigue creyendo aún en que así fue y como otra pregunta de importancia, aquella que se hace para saber ¿por qué sólo sobrevivió la especie moderna y otra más, es posible la evolución aún?

El tema es de gran interés y no sólo científico y se extiende a consideraciones biológicas de calado con respecto a nuestra situación en el mundo animal y la consideración que los simios evolucionados deben tener, así como el derecho a la vida del mundo animal evolutivo, más allá del derecho de propiedad y uso que se arroga el hombre actual en la naturaleza.

 

MEMORIA HISTÓRICA

 

 

Dionisio, pariente cercano mío, fue soldado, por su quinta, en el 36 y combatió con los que le tocó la leva, defendiendo Teruel hasta que fue tomada por los republicanos. En el ataque murieron todos los hombres de su compañía, menos él y otro que fueron capturados.

Como estaban en edad de quintos, sus captores les dijeron que ellos eran el “gobierno legítimo” y que los incorporaban a su ejército con todas sus obligaciones y que si no aceptaban los fusilaban por desertores. Lo tuvieron que hacer y combatieron de nuevo en el bando republicano.

La circunstancia curiosa, me sorprendió por lo trágica.

A Dionisio (soldado del 36-39)

Yo vi morir a cientos

que lucharon al lado

y los lloré…

Fui prisionero

y tuve que elegir:

pelotón o combate…

Elegí luchar

y combatí de nuevo,

en otro bando…

Así fui héroe

y traidor, en los dos lados

y volví a penar…

Muertos por muertos…

no pude abandonar,

no me dejaron…

Hasta Teruel azul, forzado;

Después republicano,

forzado y derrotado.

 

 

 

Probablemente muy poca gente conozca el origen iniciático de ETA:

 

Mikel Rodríguez

http://www.euskonews.com/0099zbk/gaia9902es.html

El caso de los comandos vascos

Mikel Rodríguez

Fueron días de muchas esperanzas, de mucha camaradería, pero sobre todo queda la frustración. Que estuvimos muy cerca de haber logrado derrocar a Franco en el 45, porque el exilio para muchos ha sido una tragedia personal y no reconozco la Euzkadi por la que nosotros peleábamos en la actual. Así nos resumía José Antonio Beleda su experiencia en el castillo Rothschild. De mayo a julio de 1945 se produjo el mayor intento militar del Gobierno Vasco por derribar al régimen de Franco. En el mayor de los secretos se instaló en un suntuoso castillo de Cernay-la-Ville un grupo de gudaris que recibieron una esmerada formación militar. Se esperaba la caída del Gobierno de Madrid debido a las presiones de los Aliados y estos hombres serían los encargados de mantener el orden público en el País Vasco.

Aguirre, tras asumir en 1941 la representación legal del Gobierno de Euzkadi, sondeó prudentemente en Washington las posibilidades de soberanía vasca en un nuevo espacio político que abarcase la antigua España y Portugal. Su creencia era que, si la Gran Guerra había permitido el surgimiento de muchos pequeños países, al término de la contienda se produciría una nueva reestructuración de los estados europeos. El Lendakari y el PNV deseaban lograr un ámbito político propio para Euskadi en esta nueva Europa. J. A. Aguirre deseaba que el restablecimiento de la democracia en España conllevase el autogobierno del País Vasco y la hegemonía del PNV en ese autogobierno. Para lograr sus planes, el Presidente lo fiaba todo a una solución que debía venir del exterior, concretamente de los Estados Unidos.

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El escudo de la Baronía de Rothschild que coronaba la entrada del "Château".

La función del Gobierno Vasco era construir el embrión de un aparato estatal, sobre todo, la fuerza militar. Se organizó así "Euzko-Naya", el ejército del interior, y se logró el control de la Brigada Vasca de la UNE. Pero era necesario algo más y se negoció con los Estados Unidos la formación intensiva de un millar de hombres. La operación se llevaría a cabo en el mayor de los secretos. El primer grupo, seleccionado por Primitivo Abad, lo componían unos setenta veteranos del Batallón Gernika, cuarenta jóvenes procedentes del interior y media docena de "niños de la guerra" provenientes de Gran Bretaña,

En mayo se constituyó la unidad. Se produjeron por lo menos cuatro embarques en ferrocarril hasta París. Allí, Iñaki de Durañona los recibía en la estación, conduciéndoles a un camión cubierto del ejército norteamericano. Tras un corto viaje, los componentes de la expedición se encontraban en el jardín de un imponente palacio. Era el castillo Rothschild, en Cernay-la-Ville, a unos treinta kilómetros de la capital. Unos oficiales americanos, con ayuda de intérpretes, les interrogaban respecto a su pasado y les hacían firmar un documento. El contrato, en inglés, se hacía entre los particulares y el Gobierno de Estados Unidos. Por seis meses serían empleados de este Gobierno. Se establecía un sueldo muy substancioso y los firmantes se comprometían a mantener el secreto y a no traspasar los límites del recinto, A continuación recibieron su equipo: uniforme de campaña, uniforme de recreo, monos de trabajo Herringtone, tres pares de botas silenciosas con gruesas suelas de caucho, etc...

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Los gudaris aprendieron el manejo de los vehículos de tracción total: en la foto, sobre un Jeep Willis

Los oficiales quedaron muy satisfechos con el material humano: físicamente muy aptos, motivados e "ideológicamente correctos". El comandante Warner comentó que era el mejor grupo que había tenido. Aunque entre los vascos no había rangos, se reconocía una jerarquía de facto: Primitivo Abad, Landa, Esturo y Fernando Echegoyen entraban en ese reducido grupo de líderes.

Todos los días, tras el preceptivo saludo a la bandera americana, transcurrían varias horas de ejercicios físicos y se impartían clases teóricas: cartografía, tácticas de combate, utilización de armamento, técnicas de comunicación, primeros auxilios, técnicas de camuflaje... Los gudaris aprendieron a utilizar todas las armas ligeras del ejército USA. También les enseñaron a conducir vehículos de tracción total. Se les entrenó como rangers, los comandos estadounidenses. Probablemente, este entrenamiento constituyó una solución de compromiso ante la imposibilidad de formar una academia de oficiales previa a la organización de un ejército vasco.

Los ejercicios físicos ocupaban la mayor parte del tiempo. El combate cuerpo a cuerpo incluía técnicas de lo más novedoso, como el jiu-jitsu y el yudo. Por la tarde se realizaba la parte práctica de lo aprendido a la mañana: preparación de cargas explosivas, desmontaje y limpieza de las armas... También algunas noches se dedicaban a las prácticas, teniendo los comandos que orientarse en el bosque mediante la brújula o las estrellas. Los instructores constituían un grupo variopinto: estadounidenses de origen anglosajón o mejicano y el británico Fairbanks, una leyenda en el mundo de las artes marciales. La moral era buena. En una visita del Lendakari, el comandante americano presentó a la unidad como los futuros oficiales del Ejército de Euzkadi. Incluso se permitieron redactar un periódico, el Okay, del que salieron dos números.

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Dos gudaris junto a las únicas mujeres presentes en el castillo: la familia del apoderado del barón.

El día 8 de julio, domingo, les comunicaron la fatídica orden: el curso se acababa y todos deberían volver a sus lugares de origen. El rumor más repetido era que José Antonio Aguirre no era bien visto por el presidente Truman, que se desentendió de los compromisos adquiridos por su predecesor. La disolución de la unidad respondió principalmente al interés del Departamento de Estado en no propiciar la lucha armada en España en el contexto de la Guerra Fría. Una hipotética intervención bélica podía favorecer al PCE, la fuerza más organizada e implantada.

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Dos gudaris practicando el remo en el lago del castillo.

En el nº 2 de Okay, se podía leer: "Capitán Plastic, si nuestro semanario sale hoy es para saludar a vuestro gran país, para testimoniar a ustedes nuestro respeto a todos los profesores. Aquí vivió un centenar de muchachos de condición muy diversa y de mentalidad muy variada, en paz y concordia. Nacidos en un País Viejo de tradición democrática, de buena ley, con el temple que da a las almas la honradez, desterraron del Valle Secreto las diferencias que separan a los hombres, dieronse la mano el gesto fraternal y vivieron un pequeño ideal de convivencia que haría felices a los pueblos".

De los gudaris desmovilizados la mayor parte volvió a España. Otros quedaron en Francia, al servicio del Gobierno Vasco, enrolados en la Legión Extranjera o como simples civiles. Algunos de éstos figuraron entre los primeros instructores de ETA.


Mikel Rodríguez, profesor de Historia

 

 

 

 

-   EL PASTOR ARGIMIRO

 

 

Con esta pequeña historia he querido rendir homenaje a un personaje desconocido que pasó por la historia sin que los focos de ella le dieran luz.

Empezó en León su vida y la terminó como técnico de alto valor en aviación, armamento y tecnología espacial muriendo en Rusia, en la misma oscuridad en la que vivió. Como homenaje a este lejano pariente, hago aquí el resumen de su vida desde que conozco desde que con su hijo Sergei, militar ruso, fui al cementerio de Carral de la Vega a depositar allí parte de sus cenizas. Las otras dos partes las había echado al Volga y al Rhin.

Argimiro era un muchacho que vivía en un barrio de un pequeño pueblo leonés y era pastor. No había ido a la escuela, por necesidad familiar y le había enseñado a leer el cura en clases por la noche, que después complementó el maestro republicano. Llegó la guerra e iba a ser llamado a filas así que el cura le aconsejó que se presentase voluntario en el cuartel en el que estaba de sargento un sobrino suyo que le inscribió en el cuerpo de intendencia, como hacía con todos los de aquel pueblo que llegaban, para evitarles las fatigas de la guerra y en cierto modo el riesgo de morir o matar en combate; estuvo pues en el mismo destino que su primo Benedicto del que ya hablé en otra historia de Por tierras de la Ñ de la revista y ambos eran parientes míos.

Su participación en la guerra era guiar mulos, burros y caballos para el transporte de alimentos, armas y municiones. Se las arreglaban bien para estar lejos de la primera línea de combate, cuando arreciaban los tiros y los cañonazos, que en el frente de Teruel menudeaban con frecuencia. En terminología de hoy serían encargados de logística.

Cayó un avión ruso en el ataque a Belchite y quedó bastante entero, por lo que el mando militar encargó a su sección que lo desguazara con cuidado y que trasladaran todas las piezas a la retaguardia; así lo hicieron y el bueno de Argimiro se dedicó además a dibujar todas y cada una de las piezas y en su tiempo libre, que era bastante y a lima iba haciendo a miniatura una réplica del famoso avión del cual presumía con sus compañeros, pues decía que volaría cuando acabase la guerra. Alguien se lo contó al capitán y le vinieron a ver unos miembros del S.I.M. y Argimiro y su avioncito desaparecieron sin dar explicaciones a nadie. Su primo logró saber que le habían trasladado a Salamanca a una sección técnica, le habían hecho cabo y trabajaba en reparación de aviones. Más tarde desapareció y no se supo más de él hasta mucho después de acabada la II Guerra Mundial. Conozco algo de lo que ocurrió por un hijo suyo que vino al pueblo cuando la apertura rusa hacia Occidente, después de la caída del muro y el Sistema Comunista.

Resumo la historia que es por lo menos curiosa.

Le sacaron del frente y de su sección de intendencia y con su modelo de avión a miniatura se lo llevaron asustado a Salamanca. Allí le interrogan  y  después

le hacen primero cabo y, al mes, sargento, y le encargan enseñar a dibujar a otros soldados y a fabricar piezas con medios técnicos de la época para aviones averiados alemanes. Naturalmente tuvo que aprender y encima le gustó el oficio; allí no había guerra ni riesgo, sólo técnica. Desde allí lo llevaron a Villanubla, Burgos y Vitoria a reparar aviones alemanes Hunker y Stukas y con la nominación de técnico de aviones se vio dirigiendo a un grupo de mecánicos y aprendiendo alemán y técnica alemana con un grupo de alemanes que allí trabajaban y dirigían a los demás.

Cuando acabó la guerra española, se le “ordenó” que fuera “voluntario” con la División Azul a Rusia como técnico de material móvil y de allí lo rescató una orden alemana que lo asimiló a sus equipos técnicos como técnico de armamento y construcción, con nombre alemán y grado de comandante, adscrito a la fabricación de cohetes, participando en los proyectos de V1 y V2 alemanes.

Fue capturado tras la derrota alemana y llevado a Rusia prisionero como técnico alemán y lo dedicaron a construir  armamentos para los rusos. Sin pedirle permiso y bajo mando militar se vio sometido a control estricto por trabajar en proyectos de alto secreto; con ello le cambiaron el nombre a nombre ruso y le aumentaron la graduación, ya era coronel de ingenieros. Naturalmente, ante lo inevitable, se adaptó, soñando siempre con volver a su pequeño pueblo de León, del que las guerras le habían sacado.

Murió en Crimea cuando era general del ejército ruso y profesor de escuela de ingeniería. Dejó tres hijos con nombres rusos a los que enseñó a amar su patria forzosa y a sus otras dos patrias: la alemana que le había dado el espíritu de aprender y la española que le había nacido. Fue militar de tres ejércitos y jamás tiró un tiro.

César del Carpio,

escribo esta historia tras visitar las ruinas de la casa de Argimiro en Villar de Carral con un hijo de este notable personaje, que por “exigencias del guión” no existió para España desde el momento de su salida hacia Alemania con la División Azul “voluntario a la fuerza”. Por él, brindamos después en el restaurante “La Peseta” de Astorga.

 

 

 

 

SOBRE MORISCOS Y SU EXPULSIÓN-

En abril de 1609, bajo el reinado de Felipe III, se expulsó de los reinos de España a los “moriscos”, en una de las atrocidades que la monarquía de los Austrias realizó en nuestro país. Trescientos mil moriscos fueron expulsados de Aragón, Valencia, Andalucía y en menor cantidad del resto de los reinos españoles unificados bajo la dinastía de los Austrias.

            La salida de tantos brazos productivos arruinó las comunidades españolas agrícolas que en algunos sitios no se recuperaron nunca y fue una de las causas de la decadencia irreversible de España, ya tocada por la anterior expulsión de los judíos sefardíes y las atrocidades derivadas de la Inquisición.

            Los moriscos eran los restos que quedaban de las poblaciones islámicas derrotadas en la larga Reconquista que culminó en 1492 con la toma de Granada, en la que se estipuló respetar bienes y creencias de los “moros” y que no se cumplió con lo pactado, bajo pretexto de supuesto entendimiento de los moriscos con los turcos y la negativa a la conversión al cristianismo a la que se les forzaba.

            Salieron de España trescientos mil moriscos en un éxodo crudelísimo, pasaron a los países de Marruecos, Argelia, Libia, Egipto y Turquía, otros a Francia, Italia y Grecia. Los que fueron a Europa y Turquía fueron respetados, los que fueron a países árabes fueron asaltados, robados, esclavizados y muertos en su mayoría, en un trato inhumano, pero aún al que les dispensaba la monarquía “cristianísima” de España.

            Se han cumplido cuatrocientos años de la expulsión de los españoles de religión islámica llamados moriscos, algunos ya convertidos al cristianismo y el tiempo hace imposible la reparación del daño causado, pues los islámicos que vienen a nuestra nación ahora no son descendientes de los expulsados en su inmensa mayoría y por la histórica prevención del “miedo al moro” no es fácil la integración de los que llegan. No son demasiado bien aceptados y por ello en las ciudades a las que llegan se van aislando, con el riesgo de convertirse en pobladores de barrios marginales.

            La política de integración y desarrollo de minorías tiene con los islámicos actuales una labor que debe dar buen resultado para ellos y nosotros; en memoria de los moriscos, injustamente expulsados.

Kemal

 

 

REALES ÓRDENES DE CABALLERÍA

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Real Orden de Caballería de Santiago (febrero)

Es una Orden Militar Castellano-Leonesa, se funda el 29 de julio de 1.170.

La Orden de Santiago tiene sus inicios cuando dos linajes nobles, 'Lara' y 'Castro', determinan dar fin a sus continuos enfrentamientos.

Así se recoge en el Documento de fundación de la Orden:

"Y los dichos caballeros viendo el gran peligro que estaba aparejado a los cristianos, inspirados por la gracia del Espíritu Santo, para reprimir a los enemigos de Cristo y para defender su Santa Iglesia, ficieron de sí muro para quebrantar  la  soberbia  de  aquellos   que  eran  sin  fe  y pusieron la cruz en sus pechos a manera de espada, con la señal é invocación del bienaventurado Apóstol Santyaqo y ordenaron que dende en adelante no peleasen contra cristianos, ni ficiesen mal ni daño a sus cosas y renunciaron y desempararon todas las pompas mundanas, y dejaron las vestiduras preciosas y la longura de los cabellos y todas las otras cosas en las que hay mucha vanidad y poca utilidad y prometieron no ir contra aquellas cosas que las Santas Escrituras defienden y de lidiar siempre contra los paganos por tener a Dios aplacado cerca de sí y de vivir ordenadamente por la Ley Divina".

Entre los fundadores de la Orden de Santiago, cabe citar: El conde Don Rodrigo Álvarez de Sarriá, Don Pedro Arias, Don Pedro Fernández, Don Pedro Muñiz, Don Rodrigo Suárez, Don Fernando Odoarez.

Aprobadores de la Orden fueron: El arzobispo de Toledo (Don Cerebruno). El arzobispo de Santiago (Don Pedro). Los obispos de León (Don Juan), Zamora (Don Esteban) y Astorga (Don Fernando).

La Orden de Santiago quedo encargada de la defensa de Cáceres por mandamiento del rey leones Fernando II. Esta circunstancia motivo que a los fundadores de la Orden se les conociera como 'Frailes de Cáceres'.

 En 1172 la Orden se había extendido por Castilla. Acogieron su Regla los Caballeros de Ávila.

El pontífice Alejandro III, con el fin de que fueran criados en temor de Dios, aprobó en una Bula la Orden de Caballería de Santiago, otorgando las gracias y prerrogativas propias de estas ordenes, permitiendo excepcionalmente no hacer votos de castidad.

Las obligaciones hacían que fuera más Comunidad religiosa que Instituto militar:
Ser fieles al Rey y al Maestre. Brindar ejemplo de moderación y templanza. Tenían diariamente misa y veintitrés padrenuestros, los domingos comunión y ayunaban dos Cuaresmas. Tres veces al año, tenían que dar de comer a los pobres, haciendo de criados suyos ofreciéndoles todo lo necesario. Durante las Cuaresmas, cuando ayunaban los frailes, no estarían con sus mujeres. En el punto más delicado de sus estatutos, se permitía el matrimonio.

Se aplicaban castigos según la gravedad de la falta, pudiéndose incurrir en faltas por jactarse de la nobleza de su linaje menospreciando la de otros, por herir a la mujer propia, por matar o mutilar algún miembro o por desobedecer a la Orden.

La Orden de Caballería de Santiago quedaba constituida, con el Maestre investido de grandes atribuciones, con los Trece encargados de la provisión del Maestrazgo, con los Comendadores para administrar posesiones adquiridas por conquista o en donaciones, con los Frailes que entraban en combate al primer llamamiento y que guarnecían las fortalezas o permanecían en sus familias o en los conventos.

El nombre de Trece era dado al caballero nombrado por el Maestre y demás caballeros para algún capítulo general. En la bula de confirmación de la Orden, expedida por el papa Alejandro III en 1175, se estableció que hubiese trece frailes, a cuyo cargo estaría la elección del Maestre y el ayudarle con su consejo. Algunos historiadores afirman que el significado de estos trece se corresponde con el número de los primeros caballeros que se reunieron para fundar la Orden. (Otros dicen que representa el número mágico de los 12 apóstoles más Cristo). Los Trece constituyen las primeras dignidades de la Orden, después de los priores de Uclés y de San Marcos de León. Los Comendadores Mayores de Castilla y de León siempre fueron Trece, aunque no con carácter nato por razón de tales encomiendas, puesto que consta que lo fueron muchas veces por elección como todos los otros.

Hasta el año 1212 no se menciona documentalmente a los Trece. Su cargo no era perpetuo, ya que se advierten frecuentes cambios que obedecían a renuncias al cargo debido a que este conllevaba gran trabajo y responsabilidad por la frecuencia con que se celebraban los capítulos y la obligación de asistir en sus funciones rectoras al Maestre. La falta de un Trece, que se hallara ausente por legítima causa, se suplía mediante otro caballero elegido únicamente para aquel acto y se llamaba enmienda, aunque de este uso no hay referencias anteriores a 1350. Por lo común, quienes habían sido enmiendas en el capítulo eran elegidos Trece en propiedad a medida que se producían vacantes.

Los Treces asistían a los capítulos con capas negras y bonetes (como los priores), y su autoridad y prerrogativas han sido distintas según los tiempos. En 1246 fueron fuertemente restringidas por el papa Inocencio IV, a instancia del maestre Pelayo Pérez Correa, y restablecidas más tarde por Alejandro IV. Sin embargo, siempre ha estado en vigor la facultad de deponer al Maestre, junto con el prior, si se juzgase inútil o dañino. En uso de tal atribución, en el capítulo de Ocaña de 1338 depusieron al maestre Vasco López, y fue práctica en todos los capítulos tenidos antes de la administración dejar a los Maestres las insignias, entregándolas al prior, el cual al día siguiente se las devolvía de acuerdo y con consentimiento de los Trece. Este acto se llevaba cabo en una ceremonia pública, dejando entrar al pueblo para que presenciara el capítulo, y en ella el Maestre daba las gracias por la restitución de las insignias de su jerarquía.

El juramento que realizaba un caballero cuando era elegido Trece era el siguiente:

¿Vos Don... juráis a Dios ya Santa María ya esta señal de Cruz, ya estos Santos Evangelios, que tocáis corporalmente con vuestras manos, que cuando muriese el Maestre, que vos escogiereis persona idónea y suficiente para ser Maestre, que sea para reedificar y para defender y adelantar la Orden y mantener los frailes, según la Regla y Establecimientos de nuestra Orden y que no sea talla destruya?

Respuesta: Sí, juro.

¿Item que si viereis que el Mestre es inútil y pernicioso e incorregible y sin provecho, y que destruye la Orden más que la aprovecha, que vos le depondréis del Mestrazgo, según forma de derecho?


Respuesta: Sí, juro.

 La Orden Militar de Santiago es la historia de la primera Orden de Caballería española. Su historia queda enmarcada por gloriosos hechos de armas, en las que tomaban parte los nobles y las milicias de las ciudades incorporadas a Santiago.

En una época de continuas luchas de los ejércitos cristianos contra los moros, la Orden de Caballería de Santiago siempre se encontraba en primera línea.

Maestres de la Orden de Santiago

  1. Pedro Fernández de Fuentencalada (1170-1184)
  2. Fernando Díaz (1184-1186)
  3. Sancho Fernández de Lemus (1186-1195). Fallecido en la batalla de Alarcos.
  4. Gonzalo Rodríguez (1195-1203)
  5. Gonzalo Ordóñez (1203-1204)
  6. Suero Rodríguez (1204-1205)
  7. Sancho Rodríguez (1205-1206)
  8. Fernando González de Marañón (1206-1210)
  9. Pedro Arias (1210-1212). Fallecido en la batalla de Las Navas de Tolosa.
  10. García González de Arauzo (1212-1217)
  11. Martín Peláez Barragán (1217-1221)
  12. García González de Candamio (1221-1224)
  13. Fernán Pérez Chacín (1224-1225)
  14. Pedro Alonso (1225-1226)
  15. Pedro González (1226-1237)
  16. Rodrigo Íñiguez (o Yáñez) (1237-1242)
  17. Pelayo Pérez Correa (1242-1275)
  18. Gonzalo Ruiz Girón (1275-1277)
  19. Pedro Núñez (1277-1286)
  20. Gonzalo Martel (1286)
  21. Pedro Fernández Mata (1286-1293)
  22. Juan Osórez (1293-1311)
  23. Diego Muñiz (1311-1318)
  24. García Fernández (1318-1327)
  25. Vasco Rodríguez de Coronado (1327-1338)
  26. Vasco López (1338)
  27. Alonso Meléndez de Guzmán (1338-1342)
  28. Fadrique Alfonso de Castilla (1342-1358)
  29. Garci (o García) Álvarez de Toledo (1359-1366)
  30. Gonzalo Mejía (1366-1371)
  31. Fernando Osórez (1371-1383)
  32. Pedro Fernández Cabeza de Vaca (1383-1384)
  33. Rodrigo González Mejía (1384)
  34. Pedro Muñiz de Godoy (1384-1385)
  35. García Fernández de Villagarcía (1385-1387)
  36. Lorenzo Suárez de Figueroa (1387-1409)
  37. Enrique de Aragón (1409-1445)
  38. Álvaro de Luna (1445-1453)
  39. Juan II (1453) Administrador
  40. Enrique IV de Castilla (1453-1462) Administrador
  41. Beltrán de la Cueva (1462-1463)
  42. Alfonso de Castilla (1463-1467)
  43. Juan Pacheco (1467-1474)
  44. Alonso de Cárdenas (1474-1476 en León) (primera vez)
  45. Rodrigo Manrique (1474-1476 en Castilla)
  46. Fernando el Católico (1476-1477) Administrador
  47. Alonso de Cárdenas (1477-1493) (segunda vez)
  48. Reyes Católicos (1493-...) Administradores. Incorporación definitiva a la Corona de España bajo el reinado de Carlos I.

Alejandro García

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Real Orden de Caballería de San Juan de Jerusalén (marzo09)

La Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, más conocida como la Orden de Malta, es una orden religiosa católica fundada en Jerusalén en el siglo XI por comerciantes amalfitanos. Nace dentro del marco de las cruzadas y desde junto a su actividad hospitalaria, desarrolló acciones militares contra los ejércitos musulmanes árabes y  también turcos.

En un principio, a sus miembros se les llamó Caballeros Hospitalarios, lo mismo que Caballeros de San Juan, refiriéndose respectivamente a sus santo patrón, a su carácter de hermandad religiosa, y a Jerusalén, donde se fundó la Orden. Tras la conquista de la isla de Rodas, sus miembros pasaron a ser llamados Caballeros de Rodas y, tras la cesión del archipiélago maltés, Caballeros de Malta.

La Orden tuvo su primera sede en Jerusalén, en 1142, en el castillo del Crac de los Caballeros cerca de Trípoli. Tras la conquista de Jerusalén por parte de Saladino (en la que murió el Gran Maestre de la orden), pasó a San Juan de Acre, donde se construyó un hospital. Cuando a su vez fue expulsada de allí en 1291, lo mismo que todos los cristianos de Palestina, la Orden se instaló en Chipre.

En 1310 la Orden se instaló en Rodas. Allí construyó unas fuertes fortificaciones que resistieron varios asedios, las cuales sirvieron como retaguardia a su flota naval. Entre sus acciones más destacadas de este período se encuentran las batallas de las cruzadas en Siria y en Egipto.

Por otro lado, en 1312 Clemente V abolió la Orden de los Templarios, y mediante la bula pontificia Ad vitam designó algunos meses más tarde como heredera de sus bienes a la Orden de los Hospitalarios y comienza a ser conocida como "de Rodas". El Sitio de Rodas de 1522 efectuado por un ejército de 200.000 hombres comandado por Solimán el Magnífico, duró seis meses tras los cuales la Orden capituló y abandonó la isla.

En 1530, ocho años después de haber salido de Rodas, Carlos V- con el beneplácito de Clemente VII- cedió a la Orden las islas de Malta, Gozo y Comino, así como Trípoli. La intención era proteger el Mediterráneo occidental de la avanzada otomana. En 1798, Napoleón Bonaparte, durante la campaña de Egipto, ocupó la isla durante los hechos conocidos como la Toma de Malta, obligando a la orden a abandonarla. Después de haber tenido sedes provisionales en Mesina, Catania y Ferrara, la orden se estableció finalmente en Roma en 1834, donde sigue estando en Vía Condotti ,68.

Alejandro García

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Real Orden de Caballería de Montesa (abril 09)

El rey de Aragón cedió a la orden el castillo de Montesa, enclavado en territorio valenciano, frontera con los sarracenos de esa zona. Fue aprobada por el Papa Juan XXII el 10 de junio de 1317, por bula, aprobando y confirmando la Orden de Montesa como lo había propuesto el rey don Jaime II de Aragón y Valencia, invirtiendo los bienes de la orden de los Templarios extinguida por Clemente  V  en  dotar  una nueva orden que pretendía fundar el susodicho rey. La fundación se verificó el domingo 22 de julio de 1319, en la capilla real del palacio de Barcelona, siendo la cabeza y sacro convento de ella el de la villa de Montesa, de que el rey hizo donación a la orden, y de la cual tomó nombre.

Por divisa tomó una cruz roja sin flores, y el manto capitular blanco que aprobó Clemente VII el 5 de agosto de 1397. Pero más adelante, con motivo de haberse incorporado a esta orden en 1399 la de San Jorge de Alfama, dejó aquella insignia y adoptó una cruz de gules de color rojo por concesión de Benedicto XIII, otorgada en 1400 y que Martín V confirmó.

La orden sufrió numerosas dificultades. Según la bula de fundación, era el maestro de Calatrava a quien le correspondía la creación de la nueva orden, así como la capacidad de armar a los caballeros y hacer vestir los hábitos a los caballeros montesanos. Jaime II, con antelación, había escrito al maestre de Calatrava para que acelerara la acción. El maestre, a quien no le gustaba obedecer órdenes ni de su propio rey, el de Castilla, no contestó a las misivas. El rey se dirigió al Papa para que diera la orden al de Calatrava. El Pontífice pasó el encargo al arzobispo de Valencia, que tampoco recibió respuesta por parte del Maestre de Calatrava.

El arzobispo de Valencia envió finalmente hasta Castilla al abad del Monasterio de Nuestra Señora de Benifazá, perteneciente a la Orden del Císter. El Maestre de Calatrava se negó a acudir a Valencia, alegando que sus obligaciones custodiando la frontera se lo impedían, aunque la razón real parece ser que era la poca disposición por parte de la Orden de Calatrava de ceder las posesiones de Aragón a otra orden. Finalmente, cedió y envió a Valencia a un procurador para que obrara en su nombre.

Se nombró como primer Maestre Guillermo de Eril, un hombre anciano, experto en las artes militares. El último Maestre fue Pedro Luis Garcerán de Borja, hijo del duque de Gandía, hermano de san Francisco de Borja, elegido a los 17 años. El convento de la orden se encontraba en la villa de Montesa. Un terremoto en 1748 hizo que se desplomara la roca en la que se encontraba y mató a muchos de sus miembros. La orden pasó a tener su centro en Valencia, en la casa del Temple.

Alejandro García

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Real Orden de caballería de San Jorge (Mayo 09)

Esta Orden fue fundada en 1201, por Pedro II, de Aragón, con el título de Orden de San Jorge de Alfama. Recibió este nombre dado que se le concedió el desierto de Alfama, a unas cinco leguas de Tortosa. Pedro era hijo primogénito de Alfonso "el Casto". Por el testamento paterno recibió Aragón, Cataluña y tierras en el sur de Francia, en tanto que su hermano, Alfonso, recibía Provenza Millán y Gabaldá. Pedro ejerció la tutoría sobre su joven sobrino. Pero para  mantener la  fastuosidad de  su corte, al tiempo que un ejército bien pertrechado, precisaba dineros y estos los obtenía mediante fuertes tributos que provocaban el descontento popular. Una de sus ideas fue ampliar sus dominios, emprendiendo la guerra contra los musulmanes. Con este fin, en al año 1.201, creyó muy interesante la creación de una Orden Militar cuyos caballeros le ayudaran en la empresa y a tal fin, se determinó a fundar la Orden de San Jorge. Pedro emprendió la guerra y consiguió, con la ayuda de los caballeros de la recién creada Orden Militar, arrebatarles a los musulmanes de Valencia, Ademuz Castielfabib. El rey se centró en su alianza con Castilla y trató de apoderarse de la isla de Mallorca con una expedición que finalizó en fracaso. Alfonso VIII, de Castilla solicitó su ayuda para combatir el poder musulmán y los aragoneses y catalanes así lo hicieron, participando en la batalla de las Navas de Tolosa. Entre las huestes del rey Pedro, se encontraban los Caballeros de la Orden de San Jorge, que no dudaron en acudir al llamamiento del monarca. Vino un intento de apoderarse de parte del País Vasco, en detrimento de Navarra, y los que resultaron más beneficiados fueron los castellanos. La última etapa de su reinado se caracterizó por las convulsiones producidas en Occitania con motivo del catarismo. Pedro se encontró ante un dilema, por un lado deseaba conservar la amistad de los nobles del Languedoc y por otro, no quería enfrentarse al Papa que había decretado la Cruzada contra los Cátaros. La decisión papal de enviar a la nobleza franca contra los albigenses (cátaros) occitanos, obligó a Pedro a alinearse junto a estos. El problema afectaba también a la Orden de San Jorge, obligada, por un lado a combatir con el Rey que la había creado, y por otro, a entrar en combate con las fuerzas protegidas por el Papa, lo que repugnaba a su catolicismo. En suma, Pedro y los occitanos se enfrentaron a las tropas francas dirigidas por Simón de Monfort. La batalla se riñó a las puertas de Muret el 12 de septiembre de 1.212; Pedro resultó derrotado y muerto y toda Occitania quedó en poder de los cruzados. No por esto, la Orden de San Jorge, dejó de existir. Permaneció; pero, de acuerdo a las crónicas, aunque sus caballeros eran hombres de bien probado valor en la guerra, en tiempos de paz llevaban una vida un tanto relajada. El rey Pedro IV de Aragón y III de Cataluña, llamado "el Ceremonioso", quiso darle nuevo vigor a la Orden para lo que solicitó del Papa Gregorio XI, su aprobación pontificia. Esta le fue otorgada y por parte del Rey, la Orden recibió el lugar de Aranda. La Orden de San Jorge había iniciado su decadencia. Su convento era muy pobre, el número de caballeros era cada vez más escaso. De todos modos, participaron en cuantas empresas emprendió el rey Pedro "el Ceremonioso", un reinado caracterizado por convulsiones internas y guerras externas, entre las que destacó la denominada "de los dos Pedros", a causa del enfrentamiento de los aragoneses y catalanes del rey Pedro "el Ceremonioso", contra los castellanos del también Pedro, Rey de Castilla, apodado "el Cruel". Tras la subida al trono de Martín "el Humano" que sucedió a su hermano Juan, este rey tuvo la idea de fortalecer a la Orden, pero ya era muy tarde estando la misma en absoluta decadencia, extinguiéndose poco a poco. Fue entonces cuando Martín "el Humano", concibió una solución: Unir la Orden de San Jorge con la de Montesa. El Papa Benedicto XIII, dio su aprobación y así, sin la menor dificultad, los Caballeros de San Jorge se integraron en la de Montesa. ¿Qué otra cosa podían hacer?

Alejandro García

El Señorío de Oñati



Los de Guevara disfrutaban del Señorío de Oñate desde 1149 y hasta 1845 en calidad de señores feudales. Hasta la anexión de Guipúzcoa a Castilla (año 1201) eran vasallos del reino de Navarra, y posteriormente de Castilla. Por tanto, la villa no pudo ser guipuzcoana o alavesa y su señor dependía directamente del rey.Era una de las principales facciones gamboinas, y durante los siglos XIII y XIV se apoderaron del patronato del monasterio de San Miguel (de carácter episcopal) y de las ferrerías de Zubillaga. Sus clérigos dependían de la diocésis de Calahorra.Los habitantes de la Villa de Oñate pretendieron en numerosas ocasiones desprenderse de los privilegios del Señorío y unirse a Alava o a Guipúzcoa, pero siempre fracasaron ante los Guevara. En 1388, 87 hidalgos presentaron un listado de desafueros para desligarse del señorío feudal, y Beltrán de Guevara los procesó criminalmente, mandando quemar sus casas, talar sus manzanales y desterrarlos.Pedro Vélez de Guevara acordó que los alcaldes de la villa los designaba él directamente, así como que era él único Juez en primera instancia de todo el señorío. Fue el responsable directo de la quema de Mondragón en 1448. en las luchas de gamboínos y oñacinos.Iñigo Vélez de Guevara se enfrentó al Condestable de Castilla, que hizo caso a los vecinos para sanar las injusticias del señor, pero el de Guevara se salió con la suya y evitó que la ciudad se incorporase a las Juntas o hermandad de Guipúzcoa. A pesar de que el señorío era refugio de bandidos y perseguidos de la Justicia y de que el rey ordenase la entrada violenta del Corregidor con sus tropas en la ciudad, sólo se consiguió que el de Guevara entregase a algunos de los forajidos, pero sin mermar sus derechos feudales.

Los derechos señoriales consistian en : administraba la Justicia, designaba a los alcaldes de Oñate y Salinas de Leinz, a los escribanos (notarios), cobranza de tributos pecuniarios y capitanía de guerra de la gente armada del señorío, cobraba los derechos de carcelaje de los presos y dictaba sentencias de horca. También disfrutaba del derecho de “puerco ezkurbeste” y que consistía en que de cada rebaño de puercos que se engordasen en los montes, le hubiesen de dar uno al señor. Se regía por la leyes del reino de Castilla para los temas con hidalgos, y por el fuero navarro respecto a los labradores y plebeyos. En 1539 el obispo Mercado y Zuazola donó al señorío la construcción de una Universidad, siendo a su costa la construcción de los edificios y dotaciones. Diversos alcaldes e hidalgos principales se rebelaron sucesivamente, siendo notable la del alcalde Juan Pérez de Lazarraga, pero siempre hubieron de doblegarse al señorío quien los desterraba tras despojarlos de todos sus bienes.Durante las guerras carlistas, Oñate fue una de la capitales y cuartel general del Pretendiente, refugio de tropas carlistas derrotadas, sin que Espartero ni demás sucesivos generales se atreviesen a entrar en la Villa. Funcionó una fábrica de armas y una maestranza, se tiró la Gazeta oficial del reino y ejército carlista.

Por fin, en 1845 se llegó a la anexión de Oñate a GUIPUZCOA, como querían sus habitantes, y dependió desde esa fecha de la Juntas Generales en todo lo relativo a a lo político, administrativo, judicial y económico. Esta anexión la aceptó el Señor de Oñate bajo determinadas condiciones que fueron aceptadas: a) que se construye una carretera de coches desde Ormaiztegi a Oñate, b) que la Provincia le pagase 20.000 reales anuales y c) que se le aumentase a la Universidad de Oñate la asignación de mantenimiento. Y a partir de ahí, Oñate se incorporó como miembro a las Juntas Generales de Guipúzcoa y se le asignó el segundo asiento a mano izquierda del Corregidor (Gobernador del Rey).

Los linajes banderizos correspondían en Oñati a los Lazarraga, gamboínos como los Guevara, y los Uribarri oñacinos. Los viejos cronicones presentan a los primeros como agricultores, encarnados en su animal totémico: el águila y a los segundos como ganaderos, simbolizados por el ciervo. La actividad banderiza se ceñía a procurar e mayor daño posible a la familia rival en venganza de previas injurias, supuestas o reales. En una de estas andanzas fueron los cervunos " a mano armada con todos sus ganados" a destruir "las heredades sembradas" de los aguillos, pero salieron trasquilados, derrotados sobre las mismas mieses que pensaban arrasar. Así las armas de Garibay ilustran este suceso, con su águila desgarrando el lomo del ciervo sobre el trigo.

    
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