"Íntimamente conectada con el mal funcionamiento de la Administración de Justicia. El mal funcionamiento de la Justicia en España ha motivado que nuestro país se convierta en el hábitat idóneo de la delincuencia internacional. Todo el mundo sabe que esto es un “paraíso penal” en el que andan sueltos de miles de pequeños delincuentes con cientos de atestados policiales cada uno y multitud de condenas en la espalda, que permanecen en comisaría el tiempo que tardan en ser identificados, y en la cárcel, lo que tardan en ser rescatados por un abogado del turno de oficio. En España hay refugio para todos los delincuentes: desde el ratero famélico a los potentados del narcotráfico.

Y es que, el estupendo catálogo de derechos fundamentales se ha convertido en un botín de pillos y no en un escudo de ciudadanos honestos con poco poder adquisitivo.

Igual ocurre en los ámbitos civil, mercantil y fiscal: los ladrones pasan sin pestañear ante las puertas de los juzgados, y los quebrados fraudulentos se exhiben con arrogancia en las fiestas de sociedad.

Es la total impunidad: los grandes y los pequeños delincuentes se burlan de la Justicia, a la que sólo teme el ciudadano medio que tiene algo que perder y carece de fuerza para avasallarla.
Mientras tanto, ¡qué injusticia tan brutal! cuando los ciudadanos somos asaltados, robados y violados en nuestros domicilios, los políticos (más sangrante resulta en los autoproclamados de "izquierdas" o "progresistas") viven en palaciegas casas en el centro de la ciudad, o en urbanizaciones privadas con servicios de vigilancia, o viven acompañados de escoltas (policias nacionales o locales, con sus correspondientes dietas) que debieran emplearse en proteger a otros colectivos (por ejemplo, a las mujeres maltratadas).

Por favor, no permanezcamos impasibles ante esta tropelía"