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Asociación de Técnicos Superiores en Integración Social

¿ QUIENES SOMOS ?

Artículo de María Hurdlebring Martín Practicando con las Prácticas.


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Practicando con las Prácticas

 

Lo desconocido asusta, da miedo… Cuando nos enfrentamos a una nueva situación en la vida, sentimos una especie de “respeto” hacia esa nueva experiencia.

El último mes del primer curso de este ciclo lo pasamos pensando dónde haríamos las prácticas, con qué usuarios trabajaríamos, cómo pondríamos en práctica los conocimientos que desde meses atrás habíamos estado afianzando. En definitiva divagábamos sobre nuestro futuro laboral en el campo de la Integración Social.

Y así, casi sin darnos cuenta, nos metimos en este segundo año del ciclo: las Prácticas…

 

 

Enseguida me hice un hueco. Rápidamente quise formar parte del elenco de personal que allí trabaja día a día y de los usuarios que allí se reúnen. La verdad es que no me costó demasiado. El primer día todo era nuevo, observaba mucho a cada uno de los chicos/as que allí se juntan. Unos viven de forma permanente en la residencia, otros llegan por la mañana y se marchan alrededor de las 5 de la tarde, de forma diaria. Entré a realizar mis prácticas al Centro de Discapacitados Psíquicos Miguel Montalvo, en Ajalvir.

 

Enseguida me reafirmé en que todos los conocimientos y toda la teoría tratada en clase no era tan mecánica, sino que como todo en la vida, hay que improvisar.

Se sienta alguien a tu lado que te cuenta parte de su vida, o las cosas que le inquietan o motivan de ésta. ¿Escucha activa? En efecto, Escuchar, y lo pongo con mayúsculas porque es una palabra clave para todos los que hemos decidido entrar en este mundo, en el que no nos movemos con máquinas ni aparatos de última generación, sino que como bien nos dijo Sole en clase, “trabajamos con la máquina más sensible: las personas”.

Es importante que, -sobre todo a los que empiecen con esto-, quede muy presente desde el principio esta palabra.

Otro factor importante es la paciencia. Ya sea en el lugar que sea, estemos donde estemos, tenemos que tener mucha paciencia. Cuando uno está ahí, ve que lo que para nosotros es tan fácil como coger y ponernos a cortar con el cuchillo, para otros puede ser cuestión de varios minutos y lo mismo pasa a la hora de pintar, escribir, etc.

Luego hay muchos aspectos que tampoco nos deben fallar, pero como dije, todo se improvisa, todo va fluyendo, todo sale y uno piensa: “¡anda! Esto lo dimos en clase y lo hacíamos así…” y otras veces por mucho que hayas tratado ese tema, aunque sea vagamente, no sabes cómo enfrentarte a ese problema y no te queda otra que “sacarte las castañas del fuego” y sacar de ti todas tus ideas y plantar cara a lo que estás tratando. Al final, funciona. A lo mejor el primer día no sabes qué decir con exactitud, pero al segundo, al tercero, al cuarto… no dudas y eres capaz de controlar la situación.

 

Creo que no pasó ni una semana desde que estaba en las prácticas, cuando la Educadora que estaba conmigo, tuvo que darse de baja por asuntos médicos y me quedé “casi” sola al frente de una clase de chicos/as del Centro Ocupacional. Y pongo sola entre comillas porque una cuidadora se quedaba conmigo y me ayudaba, pero incluso ella me decía que “allí ahora yo era la profesora…”

 ¿Qué hice? Poner en práctica lo aprendido, improvisar… y así fue como desde ese día hasta hoy lunes 3 de Diciembre que regresó, me fui planteando lo que hacer. Dictados, cuentas, aprender a utilizar el diccionario, juegos, cartilla de escritura, además de otras cosas.

 

En el Centro Miguel Montalvo existe el Centro Ocupacional, donde el nivel de trabajo es muy alto, ya que con muchas personas se pueden realizar múltiples actividades; y el Centro de Día, donde muchos de ellos son profundos y otros bastante afectados.

 

Me siento contenta con las prácticas que hasta el momento llevo realizas, que serán alrededor de dos meses. Comencé también en el Centro de Día, y aunque allí las actividades que puedes trabajar con ellos son muy limitadas y a veces inexistentes, aprendo cada día algo nuevo. Ellos siempre tienen algo que decir, aunque muchos de ellos no hablen, sus ojos siempre expresan, sienten cada cosa que les dices, cada gesto, cada caricia o abrazo… el Centro de Día es un mundo diferente…

 

Y en el Centro Ocupacional no dejo de aprender y sorprenderme conforme pasan los días. Cómo razonan, cómo se expresan, con qué poco se conforman, cómo te demuestran su cariño…

 

Uno de los momentos más bonitos fue cuando el día de mi cumpleaños todos me cantaron el Cumpleaños Feliz nada más llegar… es realmente gratificante. Tú lo agradeces pero él, ella, ellos… aún mas.

 

¡Ah! Y un punto clave para finalizar: el sentido del humor. Aunque haya días que se tengan menos ganas de hacer cosas, por los motivos o razones que sean, ellos te hacen olvidarte de esos problemas. Te hacen ver que nuestros problemas, muchas veces, son diminutos comparados con los que ellos puedan tener… Una sonrisa, reír, bromear… siempre funcionan mejor las cosas intentando no perder esa “chispa” que a muchos, o a todos los que están allí, les hace sentirse animados, felices y con ganas de trabajar un día más.

 

 

 

María Hurdlebring Martín