Ciertamente cuando hace meses dejó la Casa Social su sección de voley, las previsiones de futuro no eran demasiado optimistas, con el presagio por parte de algunos de la desaparición del voleibol. Se partió de cero, construyendo una plantilla totalmente nueva, acorde con el menor presupuesto disponible. La mayoría de las jugadoras no conocían la Superliga femenina y no habían jugado nunca juntas. El trabajo del entrenador Julio Rodríguez era arduo para acoplar de la forma más rápida posible a sus pupilas. Todos eran conscientes que el objetivo deportivo esta temporada quedaba lejos de luchar por títulos o por las primeras posiciones.

La actual posición del equipo –octavo- puede calificarse como satisfactoria. De catorce partidos disputados, se han ganado seis y perdido ocho. Teniendo en cuenta que la falta de acoplamiento de las jugadoras y la incógnita sobre su rendimiento era el principal obstáculo a salvar, a día de hoy, conforme a los resultados obtenidos, puede afirmarse que el equipo ha aprobado con suficiencia el reto planteado.

Se empezó ganando los dos primeros encuentros ante Universidad de Granada e Inversa 3000 Adecor. A partir de ahí vino un racha negativa de resultados, perdiendo con contundencia seis partidos seguidos, pudiendo haber ganado el último contra Ribeira Sacra. Luego vendrían dos victorias ante Caja Sur y Maspalomas, para después alternar triunfos con derrotas, pero ya con el equipo mostrando otro carácter, más centrado en su juego, como se demostró frente al Visual Home Benidorm, decidido a favor de las abulenses, que no fallaron en los momentos críticos.

Un sexteto titular muy decidido

Cuando se han disputado catorce encuentros, el aficionado abulense conoce de carrerilla el seis tipo de la alineación: Celina Crusoe como colocadora; Mónica Bahnson y Michelle Knox, como centrales; y Leslie Finn, Michelle Collier y Verónica Gómez como atacantes, con Chiqui Ruiz en la función de líbero. Del resto de jugadoras del plantel, las más habituales en salir han sido Corina del Valle y Rocío Ruiz, estando prácticamente inéditas Sara Sarmiento, Melissa Vieites y la única abulense del equipo, Lidia González.

Queda prácticamente casi toda la segunda vuelta de la fase regular y el Ávila Voley puede seguir creciendo. Ahora debe vencer a todos los rivales iguales o inferiores a él, empezando por el próximo contrincante, el Inversa 3000 Adecor, que visitará San Antonio el próximo sábado. Desplazamientos ante Alvemaca, UCAM Murcia, Ribeira Sacra y Maspalomas, pueden decididirse a favor de las azulonas, lo mismo que los encuentros en casa frente a Inversa y Caja Sur, sin descartar ganar a alguno de los rivales “grandes” que vienen a Ávila como Hotel Cantur, Tenerife, Albacete, Grupo 2002 y Universidad de Burgos o vencer en las canchas de Benidorm y UCAM Murcia.

Lo mejor es no quedarse en terreno de nadie, séptimo y octavo puestos de la fase regular. Si nos atenemos a la clasificación de la pasada temporada, el equipo que ocupó el sexto lugar (Universidad de Burgos) necesitó 41 puntos. Ahora el casillero del Ávila Voley cuenta con 20, por lo que no le quedaría más remedio que ganar nueve de los doce partidos pendientes, meta un tanto complicada porque de así lograrlo, se mejorarían los resultados de la pasada campaña, cuando el Caja de Ávila no se clasificó para los play off por el título. En todo caso, manteniendo al final el octavo lugar actual, debe considerarse por los aficionados la temporada como aceptable, teniendo en cuenta que es el primer año de andadura de la nueva entidad deportiva.

La ciudad no apoya al Ávila Voley

Si las perspectivas deportivas son esperanzadoras no lo son tanto respecto a la ayuda que percibe el club de los distintos sectores de la capital. El presidente del Ávila Voley manifestó en rueda de prensa el pasado jueves que la ciudad no apoya al club –el único que se encuentra en la máxima categoría de una competición–, a diferencia del trato recibido por la Junta de Castilla y León que trata al equipo como de elite. Si agradeció, no obstante, la buena disposición del alcalde hacia la entidad deportiva, a pesar de tener que suspender el torneo navideño de la Copa Comuneros para el que tenían todo preparado, a causa de la escasa implicación en el mismo del ayuntamiento.

Cuando se cumple un año de su gestión, Amador Gallego cree que es el momento de revisar los acuerdos económicos para intentar sobrevivir, hecho difícil al no tener un patrocinador principal. Para el presidente es imprescindible mayor aportación de las empresas y del Ayuntamiento, sintiéndose engañado por la falta de claridad en aquellos acuerdos con el municipio, descubriéndo ahora que solo se referían a la Casa Social Católica.