El encuentro en sí fue de los que hacen afición, jugado a un extraordinario nivel por parte de ambos contendientes, de esos partidos que hacen mayor de edad a la liga EBA. Un gran ambiente en el pabellón –como nunca había vivido en su corta historia el Carrefour-, con charanga incluida, hizo vibrar a los espectadores en un encuentro tremendamente igualado, jugado con intensidad y donde las decisiones arbitrales perjudicaron más al equipo local que a los cántabros.

Hay que reconocer que el Piélagos hizo un gran partido –el mejor conjunto que ha pasado por San Antonio- a pesar de no contar con su jugador estrella, el escolta David García Peña. Los montañeses salieron desde el principio a no dejar circular el balón al contrario, mientras que David Mediano revolucionaba a su equipo con jugadas metiendo la directa para entrar encestando directamente a canasta. Pero enfrente estaba un Sánchez Iñurritegui que bordó su actuación, siendo el mayor anotador del encuentro. El santanderino dirigió con mano diestra a su equipo, de forma que todos se contagiaron de su facilidad encestadora porque al Leche Altamira le entraba todo lo que tiraba. Carlos Mosquera se vio asfixiado por un rival que le superaba en altura.

Con ligera ventaja abulense finalizó el primer cuarto donde a Altamira se le vio el claro propósito de agotar físicamente a un rival con escasos recambios en el banquillo mediante un juego de contacto. El segundo cuarto comenzó a desarrollarse con la misma tónica de igualdad, sin que ninguno de los dos conjuntos desnivelase claramente el marcador, imponiéndose bajo tableros Nick Maglisceau con la ayuda de Fran Ruiz.

Empatados a 49 se fueron los jugadores a los vestuarios para continuar con la lucha en el tercer parcial, muy trabajadores los cántabros, sin dejar apenas respiro al conjunto abulense al que presionaban por toda la cancha. Dos hombres vitales del Carrefour como Mediano y Ruiz, se vieron tocados con su tercera falta personal cuando aún quedaba más de un tercio de partido. Sin embargo, no lo notó demasiado el conjunto local que logró marcharse con una ventaja de siete puntos, que pronto quedaría contrarrestada por el habitual bajón que sufren los de Antonio José Gómez en todos los partidos, de forma que Leche Altamira dio la vuelta al resultado para coger una ventaja de nueve.

A diferencia de lo que le ocurría al cuadro visitante –que le entraba todo lo que tiraba a canasta-, la faceta encestadora de Carrefour era muy pobre, con lanzamientos precipitados de triple para conjugar la superioridad de los de Renedo. En el último cuarto, los abulenses conseguían acercarse en el resultado de modo que la victoria estaba a su alcance. Cuando quedaban escasos noventa segundos para el final, con el marcador en 90-93, el árbitro principal Javier Beneitez se inventó una técnica a Nick Maglisceau por pegar el balón con la cabeza –sin ninguna intencionalidad del canadiense-, siendo su quinta personal, que le hizo abandonar la cancha. Aumentada la ventaja cántabra con los dos tiros libres, no obstante Goyo Domínguez redujo diferencias mediante dos lanzamientos atinados desde 6,25. Con el electrónico en 99-102, una falta personal cometida por Piélagos facilitó que Mediano pusiera a su equipo en los cien puntos con el primer tiro libre, errando a propósito el segundo con la intención de forzar la prórroga, pero el rebote fue a parar a manos de los visitantes, cuyo jugador Eduardo Argos aprovechó para poner el 100-104 definitivo a falta de un par de segundos.

CARREFOUR EL BULEVAR: Carlos Mosquera (18), David Mediano (24), Goyo Domínguez (15), Nick Maglisceau (18), Fran Ruiz (20) -cinco inicial-, Mariano Barifuzza (3), Javier García Panizo (2) y Javi Pollos (0).

LECHE ALTAMIRA PIÉLAGOS: Pablo Sánchez Iñurritegui (33), Matías Novoa (10), Juanjo Sampedro (16), Álvaro Lombera (15), Eduardo Neila (9) -cinco inicial-, Juanma Fernández (2), Fernando Herrero (6), Eduardo Argos (13) y Dani Galán (0).

Árbitros: Javier Beneitez Rodríguez y José Ignacio Cabrejas Gallego. Eliminaron por cinco personales a Nick Maglisceau.

Incidencias: Encuentro jugado en el pabellón municipal de San Antonio, con la mejor entrada de la historia del Óbila Club de Basket, aproximadamente 1.600 aficionados.