Poema de MANERAS DE SENTARSE
Debo exigir más de lo que puedo y saber parar, mientras ensancho el alma como las horas del día, de sombra a sombra.
Saber parar, decirme no, decir que no a todo lo que pueda devorarme. Hecho ceniza el hombre poco vale y de sí mismo nada tiene y nada dice, menos es lo que queda.
Por eso exigir siempre más, poder más, y hacer de mí el hombre vivo en que ceniza y desencanto son solo la sombra de todo el tiempo.
Y en mi exigencia parar donde se muestre el dorado bisel del tiempo nuevo, en que poder parar no sea ya exigencia y la vida nos lleve.
Donde de mí queden la sombra y la ceniza, esparcidas en el suelo en contraste y sucesión de gargantas anhelantes frente al viento de la tarde, aquella tarde (nuestra tarde).
Donde sean los humanos el silencio de este canto y la verdad de mi silencio.
(tercer poema del borrador manuscrito del libro
MANERAS DE SENTARSE o pequeños usos sociales puestos por escrito para aviso de descreídos e idólatras ).
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