Ha vuelto el frío, en realidad es el frío de este tiempo, el que reina por Castilla y León, la zona por dónde ya están Dani Cegarra y José F. Rayos, los dos ciclistas cartageneros que desde el viernes pasado viajan en una bicicleta tandem desde el barrio cartagenero de Santa Lucía hasta la Plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela, a donde quieren llegar el sábado. Anoche durmieron en el pabellón municipal de Arévalo (Ávila), sin calefacción y con agua fría...

Uno de los dos peregrinos a golpe de pedal, Dani Cegarra, escribe lo siguiente:

 “Ya estamos en Arévalo. Cuando hemos salido esta mañana de San Martín de Valdeiglesias el frío que hacía era exagerado, como ahora aquí, en dónde estamos. En un bar, tomándonos una manzanilla y todo el que está entrando lo dice. Pero esta mañana era exagerado. Hemos empezado a las 08:15 horas de la mañana. Fíjate que el Rayos no quería salir del saco esta mañana del frio que hacía.

A las 12 de la mañana hemos pasado por Ávila, nos hemos dado una vueltecica por las murallas, nos ha gustado mucho. Hemos subido arriba, a las murallas. Hemos subido las calles empinadas a plato pequeño y piñón grande con los 40 kilos de remolque, uff, ni te cuento. Hemos hecho un par de fotos para el periódico y después hemos salido rumbo hasta Arévalo.

Hoy hemos hecho 120 kilómetros en total, siete horas pedaleando. Bajando del puerto de La Paramera hemos cogido 84 kilómetros por hora sin pedalear, ése puerto tiene 1.390 metros de altitud y antes lo hemos subido. Enseguida hemos llegado hasta Ávila de dónde hemos salido a las 12:30 y después de cruzar un pueblo con subida hemos hecho bastante llaneo hasta llegar a dónde estamos.

La comida la hemos hecho hoy en Cardeñosa, un pueblo muy bonico. El menú de hoy ha sido poca cosa; cuatro trozos de lomo, un par de huevos fritos y patatas.

Al principio hemos hecho bastante camino rural y cuando ya empezábamos a estar cansado hemos tirado por la carretera nacional porque se hace duro, la verdad.

Ahora vamos a cenar, estamos esperando a que abran el restaurante para cenar pero el mejor momento del día es cuando encontramos un sitio seguro para dormir. Hay veces que llegamos a algún pueblo y la gente pasa pero en otros no aunque hay veces que no hay sitios habilitados, ni albergues ni nada. Esta noche, por ejemplo, vamos a dormir en el cuarto de un Pabellón que ni siquiera tiene para recargar el móvil. No sé, parece esto un poco duro, el agua está fría, hay ducha pero con el frío que hace aquí…”