El abulense, que ayudó al italiano Ivan Basso a ganar el Giro hace tan solo tres semanas, no tiene mejor cara que los demás. Atiende a los medios de comunicación con corrección, pero como si hubiera estudiado a fondo todas las respuestas. Ni una sonrisa, máscara de profesional concienciado y maduro que sabe lo que quiere y lo que no quiere. Y está claro que entre esto último está lo que ha sucedido en los días previos a la salida del Tour.

“Estos últimos tres días han sido muy duros. Hasta hoy creemos en la inocencia de nuestros compañeros. Este 'stress' no ha sido la mejor forma de prepararse mentalmente para disputar un Tour. No ha sido bueno ni positivo para nadie”. Saldré con total libertad como todos estos años. Sigo en el mismo sitio. No quiero hablar más de este tema del dopaje”.

Hace un mes Carlos Sastre terminó un Giro en el que ayudó a ganar a Ivan Basso, a donde acudió por voluntad propia para ponerse a su disposición en las etapas más duras. “No me importa quién va a ser el líder del equipo. Ni qué etapas hay en Los Alpes ni en los Pirineos. Lo único en que pienso es que ojalá nada de todo esto hubiera sucedido”. No he pensado en la carrera ni en el recorrido, lo único que tengo claro es que voy a ir día a día, sin estudiar etapas y sin trazarme objetivos”.

“Con la cantidad de hostias que nos han dado, muchas veces sin ser verdad, al más pintado le influye, no es de extrañar que la moral no esté por las nubes. Estoy deseando concentrarme en la carrera y olvidarme de todo lo que no sea dar a los pedales. Pero en estos momentos no se ni como están mis rivales.

En la cuarta etapa disputada entre Huy y Saint Quentin sobre 207 kilómetros, Carlos Sastre entró en el puesto trigésimo quinto con el mismo tiempo que el ganador, Robbie McEwen. La general sigue liderada por Tom Boonen, con Sastre ocupando la trigésimo quinta plaza a 33 segundos.