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Para el próximo domingo 22 de octubre y hasta el día 31 de enero, se abre la temporada de caza menor en Castilla y León, que unida al resto de las comunidades autónomas pone en funcionamiento un negocio que mueve más 2.200 millones de euros anuales, generando más de 15.000 puestos de trabajo, según un estudio de la Real Federación Española de Caza.
La actividad produce rendimientos económicos en el alquiler de cotos, en las granjas cinegéticas, en las armerías, en las licencias administrativas, en las aseguradoras, en las clínicas veterinarias y en la comercialización de las piezas capturadas, amén de generar ingresos en restaurantes, hoteles y agencias de viaje.
La gran diversidad de especies que pueblan la península convierten a España en la mayor reserva cinegética de la Unión Europea, con cerca de un millón de cazadores, de los casi el 10 por 100 son castellano leoneses.
Según fuentes federativas, la temporada que comienza no es mala para la caza en general, siendo muy buena para la captura de perdices porque los animales han criado mejor esta primavera. En los últimos años se advierte una tendencia de los aficionados a inclinarse más por la caza mayor en detrimento de la menor.
Críticas
A pesar de las altas cifras de cazadores, un 68 por 100 de los españoles se manifiesta en contra de la caza, de acuerdo con una encuesta de la Asociación Protectora de Animales “El Refugio”. Otra asociación, ANPBA (Asociación Nacional para la Proteccion y el Bienestar de los Animales) manifiesta que es una actividad “inútil” que causa un “bárbaro baño de sangre” en manos de personas que no necesitan la caza para sobrevivir sino que lo hacen por “diversión malsana”.