Como un libro sin título

levanta el viento el polvo

nítido de la incesante lluvia.




Sin título ni plan,

idea ni boceto,

suave deriva de hojas al viento

de una tarde más del mes de mayo.




Y ya –desconocido libro-

tan íntimo y tan mío,

dentro del tiempo inalcanzable

de mi misma vida.




La falta y el descaro,

convertidos, uña,

piel y nervio y venas,
 
en lumbre de esta carne.




Para no más dejarte,

para llevarte siempre

hasta el lugar: sin título,

del hombre.