Lai de Castilla
Queridos lectores y amigos:
presento de esta forma mi libro de verso, LAI DE CASTILLA, parte segunda de los Lais, que inicié en el año 2006 y ahora concluyo. Ha sido un libro difícil, díficil por el cambio de forma en muchos poemas y también por la importancia de este libro para mi propio desarrollo subjetivo y autocrítico. Más allá de políticas e ideas, el libro era una necesidad de carácter puramente estético. En este libro está mi visión de la tierra castellana de la que vengo y en la que vivo, mía y de toda la tradición de la que provengo leída nuevamente por el filtro reticular de estos ojos.
Podeis descargar el libro directamente (maquetado en A4) e imprimirlo como está o en A5 (las citas quedan pequeñas pero es perfectamente legible).
Se permite, y se ruega, la difusión total o parcial de sus textos para usos no comerciales, se alienta la discusión y la crítica.
> Para descargar el libro completo: Lai de Castilla
Algunos poemas editados previamente en esta página.
CIELO
ES MAR-
a-vi-ya
Mientras orillas del mar te nombran de ausencia recobra el verso en una pluma blanca su premura. Añade en lo remoto, silenciase en descanso, escancia luz, la esencia. Mientras el mar te presta sus orillas, recobro lo infinito del naufragio, mi dulce agua salada. Sonreímos levemente con las manos. El día, metro de ausencia, se rasga en rítmico susurro. Es volver a salir cuando llego dentro. En la forma del mar te rebaten orillas de lo otro, de mí, sonrisa, azufre y sal. Tenga el cielo un poco de descanso, estese azul castellano.
L A P O E S Í A
Piénsese en una Florencia en donde los banqueros y los artesanos hubiesen sido despreciados.
(Américo Castro, La realidad histórica de España)
[ Escena:
Madrid, Sábado, 21’00h. A. Belén y otros ‘artistas’ leen un poema de Blas de Otero -¿Pido La paz y la palabra?-. Calle de la Montera, sol: Disturbios, ataques, carreras, cargas policiales… Declaraciones no literales de EL PAÍS: “una imagen nada poética” que contrastaría, claro, con el poema -¿la única poesía es el poema o es que nuestro buen lector burgués solo aprecia las flores que no huelen?-]
Felices hombres y mujeres cuentan poemas, de otros,
¿Serán restos para ser cantados? Quizá lo sean.
Músculos, brazos, piernas, en común, cabeza y pecho
bai lan la no che bai lan
En el común terror de la antorcha entre las manos, del compromiso y la conciencia.
¡Perro, aquí…! Manos de libertad corren, en común, sobrepasando
límite y camino.
El tiempo... ¡ el viento ! Adiós trabajo, adiós razón; vengan días largos, vengan y felices: hombres, mujeres... y allá nuestro refugio, en una nueva multitud.
¿Es lo mismo? No, hay otro rostro luego. Se asombran de luces. Luce sol en la noche en el pecho.
POEMA DE LA VOLUNTAD NO ESCRITO
Tantas veces de melancólica sombra y confusión,
sin cuento, el canto necesita de tristeza meditada
para volverse hosco contra la putrefacta realidad,
que asola este paisaje. La necesaria salida puede
alzarle su caricia,
mas rara vez acude con sonrisa o mágica presencia,
diciendo vida, vivo, fuerte, sus últimas palabras.
Entonces alzamos los brazos, hacia el cielo gris, abierto
en mil confusas formas. Pero esa impresión,
la del destierro aquí, exilio o huevo de muerte,
deja su soledad y presta fleco tras fleco
al mantel de las últimas horas.
Insoportable
contrariedad, el poeta vaciado en letras
que cansan más que la sentida y sufrida
supervivencia presente.
No quiero nada con el hombre.
Pero eres tú, mujer, quien pide una canción
firme y sonora, alegre, alzada contra el tiempo
y marea, por los prados secos de la verde muerte amiga.
Me alzo pues, para que siembres de mí tu voluntad fecunda.
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