Agustí Bernaus/SPORT

Carlos Sastre está luchando por la victoria en la Vuelta. Tiene fama de honesto, riguroso y profesional como pocos. En vísperas del Tour estuvo a punto de ser amonestado por no someterse a un control antidopaje en su domicilio. Los comisarios se comportaron de una manera vergonzosa.

El abulense había salido a entrenar con un grupo de aficionados y su preparador físico. Tuvo la mala suerte de que se le presentaran los inspectores médicos. Su esposa les explicó la situación. Los comisarios esperaron una hora y se marcharon. Poco después, llegó Sastre, cansado. Le puso furioso la situación, ya que era consciente de que tres amonestaciones de este tipo equivalen a un positivo: “Les envié una fotocopia del diario que escribo todos los días y en el que especificaba que había salido a entrenar, así como una fotografía del grupo y con eso se dieron por satisfechos”.

Ayer, cuando supo que la UCI había colgado una web con una lista de casi trescientos corredores le pareció “vergonzoso que especulen sobre las personas sin saber nada. Bastantes dudas ya hay sobre el pelotón como para que encima salgan con esas historias que no conducen a nada”. Sastre explicó que “sólo por el hecho de estar entre los 50 primeros del ranking, las UCI nos ha incrementado los controles de una manera sustancial. En mi casa, esta temporada habré tenido entre doce y quince por sorpresa. Ya he perdido la cuenta. Entre controles internos de mi equipo, de la Federación Española y de la UCI, no he parado”.

En estas condiciones, la posición de la Unión Ciclista Internacional le pareció poco menos que un insulto: “Sinceramente, están haciendo una lucha que no tiene sentido y no se sabe en qué dirección. Los que sufrimos los controles y nos sancionan somos nosotros, los corredores. A los equipos no les pasa nada. Ni a los organizadores ni a ningún otro estamento. Parece que nosotros tenemos la culpa de todo. Me parece inadmisible que por el mero hecho de ganar pases a formar parte de esta lista. La persecución que se está haciendo sobre este deporte es intolerable”.

Tiene muy claro que “los controles que se hacen sobre el ciclismo están multiplicados por diez respecto al resto de los deportes. Por estadística, los positivos que se detectan son los de toda la vida y en cambio hay otros deportes en donde los niveles de dopaje están por encima del ciclismo y nadie habla de ellos”. Le duele tener que hacer una defensa de su profesión: “Desde que soy profesional he tenido que aprender a vivir con todo esto. Así que estoy tranquilo. Tengo la conciencia tranquila y las ideas muy claras. Alrededor nuestro se ha sobredimensionado tanto el problema que al final he renunciado a defenderme. Trato de ser fiel a mí mismo y sentirme a gusto con mi entorno. No quiero fallar a nadie y es lo único que importa”.