Como había anticipado, Carlos Sastre atacó en la decimoquinta etapa de la Vuelta Ciclista a España entre Villacarrillo a Granada, con 205 kilómetros de recorrido y el puerto de Monachil cerca de la meta. Sin embargo, la tentativa no dio resultado porque sus máximos rivales, los tres primeros de la clasificación general, respondieron a la ofensiva del abulense.

El líder Denis Menchov (Rabobank) aguantó perfectamente las acometidas del jefe de filas del CSC, como también lo hicieron Vladimir Efimkin (Caisse d’Epargne) y Cadel Evans (Predictor Lotto). Sastre no pudo descolgarles, con el trío enemigo pegado a su rueda, eliminando la posibilidad de que el de El Barraco subiera algún peldaño en la clasificación general, como si lo hizo el ganador de etapa, el asturiano Samuel Sánchez (Euskaltel), que avanzó hasta la quinta posición, entrando en Granada con 41 segundos de ventaja sobre el grupo de favoritos con el que llegó Carlos Sastre en el puesto undécimo, continuando tercero en la general, a 3’02” de Menchov.

Los otros dos abulenses que quedan en carrera perdieron tiempo en la meta. Ángel Vallejo terminó en el puesto 49º, a 4’32”, mientras que Nacor Burgos lograba la posición 129º, a 22’15”. En la general, Vallejo es el 65º, a 56’43”, y Burgos el 127º, a 1 hora 45’06”.

Con el final de la etapa en Granada, la jornada de mañana será de descanso para que el martes la Vuelta a España vuelva a Jaén, con destino a la localidad manchega de Puertollano y un recorrido de 207 kilómetros.

Al final de la etapa de hoy, Carlos Sastre manifestaba que “tenía muchas ilusiones puestas” pero después de lo que ha pasado “me siento un poco vacío”. “Lo he intentado de varias maneras, poniendo al equipo a tope desde abajo del puerto, tratando de engañarles como que iba un poco mal para ver si se arrancaba alguien, pero es imposible, no hay manera de soltarles”, se quejaba. “A la Vuelta le falta dureza, tal vez falte una etapa tipo Tour, con puertos encadenados”, declaraba.

A Sastre le quedan las etapas de Ávila y el Alto de Abantos, como últimos cartuchos a gastar para intentar su propósito de hacerse con un lugar en el cajón del paseo de la Castellana. “No me rindo y en Ávila y Abantos volveré a la carga por si hay más suerte”, decía antes de la jornada de descanso, en la que saldrá a “entrenarnos un poquito” y “recuperar fuerzas”. “Lo único que te apetece es no hacer nada porque estás medio muerto después de una paliza tan grande como llevamos”, concluía.