"Esa constante mentira comunista, que es lo más irritante de los rojos. Por no someterme a esa servidumbre estúpida de la credulidad, que ha ganado a tantas gentes como Sánchez Román, Zuazo y tantos más, es por lo que estoy contento de mi actitud. (...) Ser demócrata ha llegado a ser, en la práctica, esto: creer todo lo que nos dicen en nombre de la democracia. Creer que Rusia representa la libertad; que Negrín es un sabio y un gran político; que el ejército rojo se rehace cada vez que le derrotan."

Sobre los políticos reivindicados por Rodríguez y séquito como crema y dulce de leche del periplo político español del último siglo, es decir, sobre los políticos orgullosamente autodenominados rojos , Marañón se muestra especialmente inspirado:
"¡Qué gentes! Todo es en ellos latrocinio, locura y estupidez. Han hecho, hasta el final, una revolución en nombre de Caco y de caca. (...) Bestial infamia de esa gentuza inmunda. (...) Tendremos que estar varios años maldiciendo la estupidez y la canallería de estos cretinos criminales, y aún no habremos acabado. ¿Cómo poner peros, aunque los haya, a los del otro lado? (...) Horroriza pensar que esta cuadrilla hubiera podido hacerse dueña de España. Sin quererlo siento que estoy lleno de resquicios por donde me entra el odio, que nunca conocí. Y aún es mayor mi dolor por haber sido amigo de tales escarabajos y por haber creído en ellos."

Como se puede comprobar, no hay desperdicio. Vayamos ahora con otro desencantado.

Ramón Pérez de Ayala

"Cuanto se diga de los desalmados mentecatos que engendraron y luego nutrieron a sus pechos nuestra gran tragedia, todo me parecerá poco (...). Lo que nunca pude concebir es que hubieran sido capaces de tanto crimen, cobardía y bajeza (...). En octubre del 34 (golpe de estado contra el gobierno legítimo de la República por parte del PSOE y ERC) tuve la primera premonición de lo que verdaderamente era Azaña".

En próximos textos podremos conocer las opiniones de Unamuno, Baroja, García Morente, Azorín, Menendez Pidal, Manuel Machado y tantos otros. De Muñoz Seca, Maeztu, Ledesma, Francisco Valdés y (también) tantos otros, ninguna opinión emitida en aquellos desgraciados momentos podremos llegar a conocer; fueron encarcelados y ejecutados por los avanzados de la democracia (versión ZP). La historia en versión progre ha impedido el simple conocimiento de sus muertes; no hay propaganda "estilo Lorca" para quien no sirve a sus intereses.

Para muchos puede resultar incómodo todo esto, y lo entendemos; después de tres décadas engullendo (es decir, tragando atropelladamente y sin masticar) la falsificada historia de España y tres siglos asumiendo como propia la visión intoxicada que sobre nuestra nación han elaborado unos cuántos, lo lógico parece moverse en el mundo de las ideas políticas con un equipaje que, con algunos cambios según la persona, el colegio, la familia y otros condicionantes, puede sintetizarse en las siguientes ideas-mitos:

1º España es la responsable ante la historia por haber hecho fracasar el arcádico paisaje humano que hubiera moldeado la convivencia de las tres culturas. Las otras naciones de Europa se mostraron mucho más tolerantes y, cinco siglos después, todos hemos podido comprobar lo mucho que judíos y musulmanes ponen de su parte para entablar relaciones firmes y duraderas, así como el respeto ejemplar que despliegan ambos cada día hacia las minorías cristianas que habitan en sus territorios, ¿o no?

2º El comportamiento de los españoles en América merece un lugar privilegiado en la lista de las actitudes odiosas habidas y por haber en el planeta. No importa desconocer datos, lugares, fechas, nombres, leyes, decretos, acontecimientos; Otumba, Atahualpa, los taxclaltecas, la Araucana, Miranda, el obispo Zumárraga, Motolinia, Las Casas, Díaz del Castillo, Drake, Cabeza de Vaca, los sacrificios aztecas, Bolívar, las Leyes Nuevas, Vernon, el Consejo de Indias, las misiones, Cuathemoc, la Noche Triste, Cempoala, San Martín, Tomás Boves, la oreja de Jenkins, el Inca Garcilaso, Blas de Lezo, Solís, 1521, 1741, 1812... Da igual. Basta con saber que pusimos el pie en América un 12 de octubre de 1492; Evo, Castro y demás gurús nos ilustran sobre el resto: genocidio, violaciones, abusos, esclavitud y otros. Dogma de fe. Que investiguen otros. Si nuestra condición de españoles nos hace cómplices de tanta vergüenza valdrá con renovar nuestro apoyo a la tesis oficial o, llegado el caso, abdicar de tal condición.

3º Los reinados de Isabel y Fernando, de Carlos V, de Felipe II y (en menor medida) posteriores entregaron a España a las profundidades del oscurantismo y la ignorancia, al tiempo que la convertían en tierra fértil para toda suerte de atropello de los derechos humanos. No conocemos el cómo, el cuándo ni el dónde, pero una vaga idea nos basta y sobra para emitir un juicio negativo. Lepanto, los Tercios, la aventura americana, las Filipinas, la navegación, el mecenazgo, Cervantes, la culminación de la Reconquista, las Leyes de Indias, el Gran Capitán, Quevedo, Trento, Garcilaso, las primeras universidades y escuelas en América, la protección de los indios en las Leyes Nuevas, Pavía, San Quintín, Elcano ( Elkano, en versión agurchale, y tampoco es broma), los hermanos Pinzón, Juan de Austria, Lope, el padre Vitoria... No importa. Eterna vergüenza que habrá de proyectarse sobre quien reivindique su condición de español. Nuestra historia merece ser olvidada (o estigmatizada, antes incluso de ser estudiada) si no queremos que pueda llegar a representar una mácula para cada infante que vea la luz en el relumbrante, tolerante, ínclito y muy ilustrado Estado ibérico de las nacionalidades históricas. Sea.