Hay tantas mentiras en este proceso de claudicación ante ETA, tanto engaño urdido para despistar, tanta sospecha ominosa planeando sobre los acontecimientos, que resulta difícil vencer el asco para profundizar en la trama. Pero vamos allá.

Lo primero que salta a la vista es la premeditación con que se han ido ejecutando los hechos desde mucho antes del 13-M-2004 que dio al PSOE la victoria en las urnas después del mayor atentado terrorista de nuestra historia. En febrero de ese año la dirección etarra ya aprobó una reunión con enviados de ese partido, considerados por los terroristas como representantes del Estado español. ¿Cómo sabían unos y otros lo que ninguna encuesta preveía? ¿Cuánto tiempo antes se había solicitado el contacto por parte de los socialistas y a través de quién? ¿Fue el propio Zapatero quien puso en marcha las conversaciones y demás maniobras necesarias para el éxito de la operación, o se las dieron hechas tal y como dicen que le sucedió a González en relación con los GAL?

Para entonces Nicolás Redondo Terreros ya había sufrido un atentado mortal, políticamente hablando, a manos de sus propios compañeros, pues nunca habría aceptado prestarse al juego; traicionar el Pacto contra el Terrorismo sentándose al mismo tiempo con los demócratas y con los pistoleros -como se dispone a hacer su sucesor, Patxi López, con el aval expreso del presidente del Gobierno-; sellar una alianza secreta con los verdugos de Múgica y Buesa; poner sobre la mesa la autodeterminación, Navarra y un indulto encubierto a los terroristas presos -legitimando con ello cuarenta años de sangre inocente y novecientos asesinatos-; purgar sin compasión a disidentes como Rosa Díez o Gotzone Mora, culpables de aferrarse a su dignidad.

Pero como las urnas no pagan a felones, es menester maquillarlo todo con palabras como paz, diálogo o discreción, eufemismo con el que se alude a la ocultación de datos esenciales para comprender lo que está pasando, o a las mentiras con las que Blanco y otros pretenden taparlo. Mentiras como que el documento revelado por Angeles Escrivá sobre la reunión ETA-PSOE fue incautado en febrero de 2004, mientras aún gobernaba el PP, cuando en realidad la detención de su portador se produjo en abril, estando ya Alonso al frente de Interior. Ocultaciones como la del encuentro que se produjo en Francia la víspera de la comparecencia de ZP ante los periodistas del Congreso y lo que en él se acordó. ¿Tendrá el presidente la decencia de contarnos la verdad o tendremos que enterarnos por los periódicos?